domingo, 19 de septiembre de 2010

Bienvenida curso 2010/2011

Como ves no voy muy al día con el blog. Qué le vamos a hacer! Lo cierto es que me acerco a él cuando me lo pide una parte de mi. El número de entradas han disminuido bastante desde que estoy en el Equipo Directivo de mi centro y es que, como dice un principio fundamental de la física, la energía se transforma y se conserva: lo que dedicas a una cosa lo tienes que quitar de otra. Hasta hace algún tiempo este pensamiento me causaba cierta zozobra. Había encontrado tanto por la red que deseaba estar constantemente pegado haciendo más completo mi blog. Sin embargo, hay cosas que la red no puede dar y Éstas hay que tenerlas muy claras. Es el eterno dilema cantidad vs. calidad. Por eso me acerco ahora al blog cuando tengo un verdadero deseo de comunicar algo, de quejarme, de reflexionar, de agradecer, ...

Ya hace tiempo que tenía pensado hacer esta entrada. He esperado a tenerlo todo preparado para comenzar el curso para aventurarme a expresar la idea que me gustaría transmitir en este comienzo de curso.Han sido 4 años como Jefe de Estudios y ahora me he lanzado a la Dirección. Cuando comencé el curso pasado no me imaginaba que mis decisiones vitales me llevarían aquí. Aquí estoy y ¿sabéis lo más gracioso? que quería estar. De momento estoy en prácticas y este año decidirá si me quedo o no.
He de deciros que tengo un fantástico equipo lleno de ilusión. Qué verdad es que la ilusión y la energía se contagian.
En la presentación de los nuevos compañeros y compañeras lo que más se repitió fue: "Estoy dispuesto a lo que sea" Guauuuu!!! ¿Qué mejor aliciente para llevar adelante un proyecto ilusionante que contar con este combustible?
A todos GRACIAS.

Esta entrada tiene por objeto recordarme a mi mismo qué quiero y qué me gustaría conseguir. Lo quiero hacer antes de que la vorágine del día a día eche por tierra esto que tanto cuesta: venir a trabajar con ilusión. No quiero olvidarme de todo aquello que me hace levantar cada mañana y venir a trabajar con ganas.Quiero tener un lugar al que volver para recordarme a mi mismo qué quiero, qué deseo, qué me hacer vivir. Dije en la presentación de mis compañeros que si tuviera que definirme a mi mismo diría que "Creo que un mundo diferente es posible". Definamos mundo como lo cercano en el espacio y acabaremos encontrando lo que en algún momento fue lema para alguna campaña de Manos Unidas (si no recuerdo mal): Cambia tu vida para cambiar el mundo. En fin, que este es mi desafío y mi motor. Lo que me impulsa a querer mejorar lo que me rodea en mi centro. Mi gran conquista sería ser capaz de hacer creer, realmente, a mis compañeros y compañeras que esta idea es posible. Que el centro es un espacio abierto para ellos mismos, en primer lugar donde llevar a cabo todas esas ideas e iniciativas que les hagan sentir bien. Cuando la emoción y la ilusión es lo que alimenta un proyecto, eso no puede fallar.En estos tiempos tan difíciles que corren, corremos el peligro de recrearnos en la negatividad, en la falta de expectativas, en la queja fácil para otros nos arreglen lo que creemos que debe ser mejorado. Yo no quiero esperar. Y es que quizás el motor del cambio no haya que buscarlo en ninguna Consejería. Quizás eso que necesitas lo tienes a tu lado. Esto suele ser más frecuente de lo que nos creemos a todos los niveles. Me gusta citar una frase que para cada uno tendrá un sentido y que resume bien lo que digo: "Uno se pasa toda la vida buscando fuera lo que al final vuelve a su casa a encontrar" Filosofía, Espiritualidad, Religiosidad, Humanidad, ...todo cabe en esta frase.

La Escuela a la que quiero contribuir con mi trabajo trasciende las paredes de su edificio. Sus paredes actúan como una membrana que deja pasar en ambos sentidos: trae todo lo bueno de fuera y deja salir todo lo bueno de dentro. VISIBILIDAD es un concepto en el que me gustaría trabajar este año. Lo bueno que se hace dentro de nuestro centro debe ser conocido por el entorno. ¿Dónde están los límites si tenemos internet a nuestro alcance? Dejemos de ser tacaños con lo que hacemos y gritemos a los cuatro vientos:
me gusta mi trabajo, me gustan mis compañeros, me gustan mis alumnos y me gusta lo que conseguimos juntos.
La Escuela a la que quiero contribuir con mi trabajo es un CENTRO CULTURAL, que quiere decir que fabrica Cultura y que deja que la Cultura le atraviese. Todo lo que hay en su interior es potencialmente un espacio cultural. Me propongo convencer a mis compañeros y compañeras para que saquen lo profundo que llevan dentro y que lo saquen a la luz. Sé, de forma muy clara, que dentro de cada uno hay una afición, una pasión con la que todos ganaríamos si la conociéramos. Sobre todo porque esto nos ayudaría a conocernos más auténticamente.
La Escuela a la que quiero contribuir con mi trabajo APRENDE DE SUS ERRORES. Porque para eso sirve equivocarse, para aprender.
La Escuela a la que quiero contribuir con mi trabajo TIENE COLOR. Porque la vida no es en blanco y negro y todos contribuimos al gran cuadro de la vida con nuestro propio color, con sus matices, con sus clarooscuros, con sus brillos y sus sombras.

Y acabando ya, no quiero terminar sin hacer mención al Árbol del Recuerdo. Está a la entrada de nuestro centro y tiene un significado muy especial. Nos recuerda, a la entrada y a la salida
cuáles son las raíces de nuestra Escuela:
La ilusión, el Amor, la Humanidad, el Esfuerzo, la Confianza, el Respeto y la Unidad.

Y a qué venimos:
Aprender, Escuchar, Crear, Soñar, Vivir, Dialogar y Pensar.

... y esto lo construimos entre TODOS.