domingo, 16 de mayo de 2010

No todo cuesta dinero

En estos tiempos de crisis parece claro que el dinero mueve el mundo. Desgraciadamente nos hemos dado cuenta de que lo movía pero mal. Mejor dicho, sólo lo movían unos cuantos que es lo peor de todo. En cualquier caso no prentendo dar soluciones contra la crisis que para eso están los asesores de los gobiernos o los contertulios de programas de televisión y radio.
Todo esto me ha hecho reflexionar en el único ámbito en el que tengo algo que decir: el ámbito educativo.
Os haré partícipe de una reflexión que se aclara en mi interior en los últimos tiempos. Es realidad un temor. El temor de ser testigo de que parece que en este mundo que vivimos todo tiene que ser comprado o intercambiado por dinero. No sé cómo lo han hecho. No sé quién lo ha hecho. Pero nos han convencido de que no se puede mover un dedo sin que te paguen algo por ello. Y claro, cuando no hay dinero que pagarte la "lógica" nos lleva a pensar que ya no se puede hacer nada.
Me niego a seguir moviendo esa rueda.
Hago todo lo que quiero aunque sea mi esfuerzo o mi tiempo lo que ¿tenga que pagar? ¿Pero qué estamos haciendo pensando siquiera en esos términos? La persona no puede comprarse con dinero y la ilusión tampoco. Sé que la Administración Educativa a la que pertenezco no va a darme las soluciones a mis problemas. Tengo la plena confianza de que esa solución proviene de dentro, de la base, de los profesionales de los que aprendo y me acompañan cada día. Pero, a veces, tengo la sensación de estar rodeado de zombies. Y lo digo desde el más profundo cariño hacia personas que tienen un enorme potencial emocional, profesional, personal...pero me duele contemplar cómo parecen convencidos de que nada puede hacerse para cambiar el mundo. ¿Será éste el momento de demostrar que otro mundo es posible y que la solución, quizás, esté en demostrar que no todo lo que merece la pena vale dinero?
No pueden robarme la ilusión y no voy a venderla por el 5%.