domingo, 20 de septiembre de 2009

Ya no quiero esperar

He vuelto.
Parece que haya dejado abandonado este blog, pero nada de eso. Sólo hay momentos en los que hay que tomar distancia de las cosas y como dicen unas sabias palabras:
"No hables si no es para decir algo que sea mejor que el silencio"

Tenía en la cabeza la idea de escribir este post hace ya mucho tiempo. Sin embargo, la vorágine del principio de curso ha hecho que lo retrase bastante. Quizás haya sido mejor así porque el comienzo de curso digamos que encendió en mí el deseo de gritar con fuerza contra este sistema que dice estar interesado por la Educación pero que no lo demuestra. Así de claro, al sistema no le interesa la Educación. Basta de medias verdades y adornos que no hacen más que empañar y seguir maquillando una situación que todos dicen que les preocupa pero que nadie intenta arreglar.
No me gusta lo que dicen los políticos. Entiendo muy poco de política pero un poquito sí de Educación. Normalmente no me meto en estas discusiones pero cuando los políticos hablan de esta última sí. Por una sencilla razón: no me creo que les preocupe de verdad. Sólo interesa que todo parezca que está bien. Y eso no es bueno. Cuando una tubería se rompe y empiezan a aparecer las humedades, no vale con pintar una y otra vez la pared, gastar un montón de dinero en ello, otro tanto en elegir los colores, planear todo un sistema informático y de sensores que avisen cuando empiece a humedecerse la pared otra vez, etc. Eso es lo que se está haciendo con la Educación.
Menos mal que no quería meterme en faena....
Yo no tengo la respuesta.Pero tampoco soy un demagogo. Estoy batallando en primera fila. Día a día. Como el resto de mis compañeros y compañeras.
Tengo el deseo verdadero de ver que algo cambiará pero no quiero seguir esperando que ese cambio llegue desde arriba, desde la Administración. Ese cambio, el verdadero cambio, no puede llegar de otro sitio que no sean nuestras propias aulas. Estamos tan metidos en el bosque que no alcanzamos a ver la gran extensión que nos rodea.
Quiero salir del bosque, y pienso llevarme conmigo a todos los que pueda. Yo no sé si lo conseguiré pero espero renovar día tras día ,hasta el final, este deseo verdadero de salir a la luz.
Nos han convencido de que este mundo es así. Y no es verdad. Igual que un hogar no son las cuatro paredes que forman una casa. Todo, absolutamente todo, lo construimos nosotros, las personas. ¿No has estado nunca en compañía de alguien que te ha hecho olvidar que estabas calado hasta los huesos, pasando frío, en un atasco,... y te ha dado igual? Ese es el tipo de espacio que construimos las personas. Lo único que es genuinamente auténtico. Por eso, es tan importante que cuidemos ese calor humano.
Las escuelas son frías (las de secundaria más). Los tiempos que vivimos nos hacen acercarnos a la escuela con los dedos cruzados esperando que no pase nada hoy. La burocracia que nos envuelve nos hace que tengamos la sensación de estar perdiendo el tiempo si no hemos estudiado derecho.

La semana pasada vi una película: "Hoy empieza todo" de Bertrand Tavernier, 1999. Acabo de darme cuenta, repasando mi blog, que la bienvenida del curso pasado la titulé así. Después de la peli hubo un pequeño debate entre los asistentes: maestros, maestras, profesores y profesoras de todos los niveles, asistentes sociales, ... La película me dejó con un importante nudo en la garganta. Ese nudo lo formaban hilos de emociones que parecen olvidadas. Las emociones... Cuando uno crece identifica que son lo único importante. Sin embargo, en la escuela las emociones no se tienen muy en cuenta. No se pueden enseñar las emociones en el curriculum. Las emociones hay que sentirlas. Y vivirlas. Los fríos papeles, estadísticas, formalidades, pueden hacer muchas cosas y servir para otras tantas, pero nunca emocionarán.
Escondemos nuestras emociones por temor a sentirnos vulnerables. Los que más las escondemos somos los adultos, padres, madres, profesores y profesoras. De manera que por miedo a perder una autoridad quizás mal entendida, hacemos que pase día tras día, año tras año, la oportunidad de decirle a los que tenemos cerca (alumn@s, hij@s,) palabras que nos salgan del corazón. Si la escuela no consigue que puedan expresarse esos sentimientos, quizás no nos sirva de nada conseguir ser los primeros en los informes PISA (téngase en cuenta la tasa de suicidios en Finlandia).
¡Claro que hay que mejorar la Educación! pero de una forma integral. El paso del tiempo te confirma, día tras día, que lo único realmente importante es ser feliz. Si no que se lo digan a los que hacen las presentaciones que inundan las bandejas de entrada de nuestros correos electrónicos.

Ha cambiado tanto el paradigma de nuestra sociedad gracias a internet, que no sabemos para qué estamos los profes aquí. Lo he dicho en mis clases de 4ºESO: "Yo no sé qué hago aquí delante de vosotros. Si todo lo que yo vay a a enseñarte está a un golpe de clic de tu ratón.Mejor explicado, más ilustrado, y más bonito."
Así que he tomado una decisión al respecto. Algo que ninguna máquina podrá hacer.Algo genuinamente humano.

No iré al cole a enseñar, sino a aprender y a emocionarme.


Me dijeron hace algún tiempo que yo no podía cambiar el mundo. Y es verdad. Pero hay dos cosas al respecto que quisiera reflexionar contigo en voz alta:
  1. ¿No será esa una afirmación que es más fácil asumir que ni siquiera intentar contrastar?
  2. ¿Quién va a impedirme que yo transforme mi metro cuadrado?
Voy a dejarte un vídeo que habla de muchas cosas. Para ti, querid@ alumn@, espero que te haga valorar, intensamente, la suerte que tienes de vivir donde te ha tocado y tener las oportunidades que te rodean. De alguna manera que sólo tú podrás descubrir, estás llamado a no guardar silencio.

Quiero salir del bosque y quiero invitarte a este viaje.
¿Te vienes?