sábado, 30 de agosto de 2008

One week in London

Bueno, bueno, bueno. Por fin me siento a escribir este post sobre mi viaje a Londres.
Ya los recuerdos se me han podido quedar un poco nublados pero intentaré hacer un esfuerzo.
He aprovechado para indagar acerca de las posibilidades didácticas que puede brindarnos la herramienta de Google maps. Lo que he hecho ha sido ubicar alguna de mis visitas en un mapa público que podrás ver al final de este post. Mi cabeza da vueltas para ver de qué manera podré usar esto en el próximo curso. Por cierto, ¡está a punto de comenzar! je,je,je,je.

Desde que regresé lo único que tenía claro era que quería plasmar en el post las sensaciones que tuve durante la visita. Muchas veces he hablado con amigos y amigas acerca de la necesidad de abrirse a otras culturas para intentar entenderlas sobre todo cuando los localismos amenazan con potenciar una única visión del mundo. Pude comprobar in situ como se me desmontaba un prejuicio personal al respecto de nuestros vecinos del Reino Unido:
  • "Los ingleses son gente fría que no disfruta como nosotros porque el día se les queda muy corto."
    • Falso, los londinenses (es la única zona de la que puedo hablar) se lo pasan pipa. Me sorprendió comprobar que después de salir del trabajo, no perdonan su cervecita (bueno si se le puede llamar así a una maceta de medio litro ¿pinta?)
Me fascinaron varias cosas de las que encontré allí:
  • La variedad cultural, gente de todas partes.
  • La gratuidad de todos los grandes museos. Esto es una pasada.
  • La inmensidad de sus parques, cuidados y disfrutados.
  • La limpieza en las calles.
  • El contraste arquitectónico entre lo nuevo y lo viejo.
  • Puestos de comida por todas partes. Esta gente no se queda sin comer.
  • Las bandejitas de sushi que encontré en el super Tesco (era mi cena preferida)
Cierto es que el tiempo del que disfrutamos fue bastante bueno y esto, sin duda, contribuyó al disfrute de la estancia.
Vuelvo a encontrarme con la misma sensación que cuando visito otros lugares: la de sentir que podría vivir allí, que no me encuentro arraigado a ningún lugar en concreto. No sé si esto tiene algo que ver con la idea de que somos ciudadanos del mundo y que éste es para disfrutarlo todos, sin barreras, sin fronteras.
Sin querer extenderme más os diré que a la vuelta de este viaje estuve unos días Alondonado. Brevemente os dejo una lista de los lugares visitados y un par de fotos. Por cierto, hay que cultivar el idioma en inmersión. Como "buen profe" me lo apunto como deberes.

  • The British Museum
  • The National Gallery
  • Tate Modern Gallery
  • Westminster Abbey
  • Science Museum
  • The Natural History Museum
  • Covent Garden. Una belleza de plaza bulliciosa de gente.
  • Holland Park. No te pierdas su precioso Kyoto garden.
  • Regent's Park. Flores, flores y más flores.
  • St. Paul's Cathedral. Por fuera pues cerraba muy temprano.
  • London Bridge
  • Victoria and Albert Museum. Una maravilla de lugar con una cafetería para disfrutar de compañía y conversación agradables.
  • El meridiano cero en Greenwich.
  • Hyde Park, Green Park. Espacios de gran amplitud para el deleite de la familia, los amigos, la naturaleza, una tertulia,cafelito y muffins..lo que quieras.
  • Etc...


Ver mapa más grande


viernes, 8 de agosto de 2008

Randy Pausch (The last lecture)

Falleció el pasado 25 de julio de 2008. No tenía ni idea de quién era ni a qué se dedicaba.
Cuando llevaba ya varios días intentando escribir una entrada sobre mi viaje a Londres, voy y me encuentro con este vídeo mientras repasaba mi correo atrasado. Desde luego la apreciación de unas vacaciones quedan en un discreto segundo plano cuando alguien como Randy Pausch decide compartir contigo el viaje de su vida con la certeza de la cercanía del final de la suya. Son para mí palabras impactantes. Me recuerdan a las que uno de los fundadores de Apple , Steve Jobs, dedicó a un grupo de estudiantes recién graduados.
Destaco en ambos discursos la sencillez de sus palabras rodeadas de un halo de certeza que no hacen más que recordarnos que todo lo importante y lo que realmente merece la pena ya lo sabemos.
De una u otra manera estos vídeos me han llegado de manos de mi buen amigo Onio72 .El de Steve Jobs directamente, el de Randy Pausch a través de Juan Béjar asesor del Cep de Castilleja de la Cuesta.

Elaprendizerrante, nació de la idea bien fundada de que la vida es un camino de aprendizaje permanente y no hay nada que merezca más la pena que encontrar en ese camino la oportunidad de aprender de los que realmente saben.
Dedicado a todos los que me importan.




jueves, 7 de agosto de 2008

Un día en la ópera (West-Eastern Divan, Daniel Baremboim)

Este título de mi post creo que lo dice todo. Hoy he presenciado, por primera vez, una ópera. Bueno, en realidad no sabía que iba a ser así. Mis "profundos conocimientos en música clásica" no me habían servido para saber lo que me esperaba. Me encontré por primera vez presenciando un espectáculo en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. El espectáculo a presenciar era el Divan de Baremboim.
Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de personas que se encontraban en la entrada un 6 de agosto con algo menos de 40ºC (bueno supongo que bastante menos pues la ola de calor hoy ha aflojado un poco). Lo cierto es que llegamos bastante apurados pues la obra empezaba a las 21 horas y llegamos a menos cinco. Consejo para futuros espectadores: llega con bastante tiempo para poder aparcar cerca y llegar relajado al espectáculo, aunque sea en pleno verano.
El espectáculo estaba dividido en dos partes y,para ser honestos, fue presentada por la fundación Barenboim-Said. Una la Sinfonía concertante y la otra la Walkiria (Primer acto). Es esta segunda parte la que inspira esta entrada.
Para mí todo era una novedad. Jamás había escuchado música clásica en directo salvo la muy amable e inolvidable sesión personalizada que tres alumnas nos brindaron al acabar el curso 2005/2006: Clara(piano), Lucía (Violonchello) y Lidia (Violín). Creo que estar hoy aquí se los debo a ellas. MIL GRACIAS.
Lo cierto es que más impactante que escuchar la propia música de esos instrumentos de cuerda en su mayoría, fue la aparición en escena de 3 intérpretes: un tenor dramático (Simon O'Neill), una soprano dramática con momentos líricos (Ángela Denoke)y un bajo de voz oscura (Sir John Tomlinson)(esto lo he sacado del programa que nos daban a la entrada).
Cantaban en alemán, ahí es nada. Menos mal que en la parte superior del escenario aparecía una pantalla en la que, cual karaoke, se aparecían las frases que los intérpretes iban cantando (no sé si en ópera este verbo es el más adecuado. Admito sugerencias).
Mi mente cachonda no podía dejar de pensar en gags al estilo de los de Muchachada Nui. Creo que es parte de mi carácter y no mejora con el tiempo. Algunas traducciones de la letra de la canción parecían hechas en indio navajo y algunas palabras hacían aparecer un ? en mi cabeza, por ejemplo "hidromiel". Otras reconozco que desconocía por completo su significado. Está claro que he de mejorar mi base de datos de vocabulario. Siempre he tenido el prejuicio de que esto de la ópera era para gente muy pero que muy culta.
La siguiente imagen que se me aparecía era la de los partidos de Campeones, cuando Óliver se llevaba recorriendo tres días el campo de fundo mientras iba analizando sus pensamientos de principio a fin. Esto se me vino a la mente cuando durante un momento de la escena, Hunding le dice a su esposa Sieglinde que se vaya a prepararle algo de comer y le espere en la cama. Es que la tal Sieglinde tardó tela marinera en abandonar la escena. En fin, supe contenerme.

Bromas aparte, ha sido una experiencia inolvidable y muy aconsejable. He quedado profundamente emocionado por el sublime sonido que salía de las gargantas de estos tres solistas. Sus voces inundaban literalmente toda la escena y el teatro. Ha sido todo un descubrimiento darme cuenta cómo los pelos se me erizaban con la historia que se contaba y la manera en la que la música mecía, acompañaba las voces privilegiadas que tenía ante mí. No imaginaba que un fragmento de ópera llegara a impresionarme tanto. Desde luego el acompañamiento musical era una pieza absolutamente imprescindible para conseguir este efecto cautivador. Como conozco a algunos de mis alumnos y alumnas que se dedican a la música en sus "ratos libres", creo que esto me hizo apreciar lo mucho que había detrás de las interpretaciones d e cada uno de los instrumentos. Y me refiero a las personas que los hacen vibrar de esa manera. Vi el esfuerzo y el sacrificio que debe haber detrás de ellos. Comprendí como Daniel Barenboim se movía con la música manejando a la orquesta como si con sus manos fuera acunando la melodía final.
La música es algo global. También se toca con todo el cuerpo. Para ello no hay más que presenciar como los jóvenes que forman esta orquesta se mueven al compás de su instrumento dejándose parte de ellos/as mismos/as en él. Sólo así se puede conseguir transmitir emociones.
Todo esto explica que después de la actuación nos lleváramos más de 10 min aplaudiendo. Se lo merecían.
No sé que sentimientos recorrerían a Barenboim en esos momentos, pero estoy seguro que se llevó mucho más de lo que entregó. Creo que a esto le llaman Amar lo que se hace.